Bolinho de bacalao

"Los Bolinhos de bacalao son orgullo de la gastronomía portuguesa. Cada hogar tiene su secreto para hacer la masa de una manera u otra, así que yo he personalizado la mía y os cuento mi secreto: piñones tostados, semillas de sésamo, cilantro, lo demás es la receta clásica. Es el plato ideal para el fin de semana cuando llegan tus amigos a tomar una cervecita, o simplemente para una cenita informal mientras estas viendo tu peli favorita."


Portugal, qué maravilloso lugar. Me encanta. Para mi Portugal es un rincón del mundo donde el tiempo va a cámara lenta, sin violentar con los cambios tan rápidos que hay hoy en día. Con eso no quiero decir que son anticuados, simplemente que allí hay valores que se mantienen con el paso del tiempo, a diferencia de muchos otros lugares. allí todavía hay respeto, educación, bondad, solidaridad, tradiciones, hay esencia. No se dan prisa en substituir y tirar lo antiguo, lo viejo con lo nuevo. No se, a mi Portugal me enamora, siempre la añoro. 

Las dos ciudades emblemáticas de Portugal son Lisboa y Oporto, cada una de ella con su encanto, pero no sabría decir cuál de las dos me gustan más. Hace poco estuve en Oporto, y como no, siempre me fijo en los pequeños lugares, las pequeñas tascas, donde se amontonan en mesitas pequeñas, muy juntitos, los lugareños. Son los mejores para probar una comida auténtica. Y esta vez la atracción culinaria fueron los bolinhos de bacalao. 

Este plato es tan importante en la gastronomía portuguesa que tiene su propia casa a la orilla del río Duero, Casa Portuguesa do Pastel de Bacalahu, y que allí deben de vender toneladas de bolinhos al día, y en verdad que esta bolita de patata y bacalao recién frita, es una verdadera delicia. 


El bacalao salado es uno de los ingredientes más emblemáticos de la gastronomía portuguesa, pero tuvo su recorrido antes de llegar allí. 

Por lo visto, en el siglo IX el bacalao empieza a ser un producto importante. Los vikingos solían secarlo al aire frío y con este suministro podrían hacer viajes muy largos. Cuando los vikingos ocupan las orillas del río Adour, lo que sería Bayona hoy en día, los vascos se familiarizan con esta técnica. Pero a diferencia de los vikingos ellos tenían acceso a grandes cantidades de sal y sol, y eso hacía que el producto sea más duradero, y de este modo los vascos llegaron más lejos en sus viajes que los vikingos. 

Seguramente que los portugueses ya pescaban bacalao desde siempre, pero, un acuerdo político en el año 1353, entre el D pedro I y Eduardo II permiten a los portugueses pescar en aguas británicas, y allí descubrieron Terranova, que le pusieron como apodo la Terra dos Bacalhaus. Los pescadores vascos son muy majos y enseñan a los portugueses, normandos y británicos como salar el bacalao. Aveiro desde donde sale la sal para todos ellos y la flota portuguesa al cambio obtiene protección en el mar. Todo mundo sale ganando y hoy en día Portugal es el mercado de bacalao mas grande del mundo. 


¿Y cómo nace la croqueta del pescado? Hay mucho cuento. 
Dicen los chinos en un cuento popular de hace más de 4000 años, que un emperador llamado Shun viajaba con sus dos esposas por el sur de China, y como el viaje fue muy agotador estas perdieron su apetito. El emperador se empeñó en buscar soluciones ofreciéndoles los mejores manjares, pero sin éxito. En uno de estos intentos, un pescador llamado Bo les ofreció unos pasteles de pescado, y eso fue el remedio para las dos esposas. Tanto gustaron los pasteles que el emperador Shun ordenó a Bo que enseñara a todo el mundo cómo preparar estos pasteles. 


Y a la pregunta de por qué hay que consumir bacalao, la respuesta es sencilla, primero porque está riquísimo, segundo, es una fuente importante de omega 3, muy valiosa para nuestro sistema cardiovascular, es una proteína magra, apenas tiene grasas, contiene selenio, que asegura la integridad de la célula, un mineral muy difícil de encontrarlo en otros alimentos, y también nos aporta vitamina D que influye positivamente en nuestro estado de ánimo. 


INGREDIENTES
  • 400 g bacalao desalado
  • 400 g patatas amarillas hervidas con la piel 
  • 200 g patatas moradas  hervidas con la piel 
  • 500 g leche 
  • 1 cebolla picada finamente 
  • 2 cucharadas de piñones recién tostados
  • 2 cucharadas semillas de sésamo recién tostados
  • 2 huevos
  • cilantro
  • sal (solo si fuera necesario)
  • Aceite vegetal para freír
  • lima


Yo soy una mezcla rara de clásica y revolucionaria en todo lo que tiene que ver con la gastronomía, y voy a hacer la variante clásica pero con un toque de atrevimiento, estoy segura que todas van a salir exquisitas. 


PROGRESIÓN
  1. En un cazo poner la leche y el bacalao previamente desalado y dejar hervir unos 15 minutos. 
  2. Pelar las patatas amarillas y moradas de su piel. 
  3. Colocar el bacalao una vez hervido y quitar la piel y las espinas. 
  4. Picar el bacalao a mano, que queden trozos mas grandes y otros mas pequeños. 
  5. En un bol juntamos las patatas amarillas y el bacalao y aplastar un poco con el tenedor. 
  6. Poner los dos huevos y mezclar. 
  7. Rallar encima las patatas moradas. 
  8. Añadir el cilantro y la cebolla finamente picada. 
  9. Probar el punto de sal, puede ser que no sea necesario añadir más. 
  10. Dividir la masa en 2 partes, a una le añadimos piñones recién tostados y a la otra las semillas de sésamo recién tostado. 
  11. ponemos una sartén con bastante aceite de girasol a calentar. 
  12. Con dos cucharadas hacemos quenelles de la masa y ponemos a freír en aceite bien caliente. 
  13. Dejar 3 minutitos mas o menos dándole vueltas, retirar encima de un papel absorbente. 
  14. Servir calientes y rociar con zumo de lima en el último momento. 
¡Obrigado!







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