Quiche del campo

"El quiché es la receta francesa más famosa en el mundo, pero la adaptación que hare hoy estoy segurisima que todavía no se ha servido en ningún plato y no ha sido probada por ningún paladar." 




Hoy se me ocurre una receta de aprovechamiento. Esta mañana he abierto la nevera y he visto que tengo unos champiñones que piden socorro, un poco de pollo que sobró de la barbacoa, un queso brie que no aguanta más,  y en mi cabeza vi el esquema de una nueva receta que firmaré con mucho gusto. Nunca hubiese descubierto esta receta si no hubiese tenido la necesidad de gastar estos ingredientes al mismo tiempo. Además el ingrediente que más va a sorprender esta por llegar...

La quiche es una tarta salada que pertenece a la gastronomía francesa, la más conocida es la quiche Lorraine. Este invento está nombrado por primera vez por el  Duque de Lorena el 1 de marzo de 1586, pero estaba conocida mucho antes y se elaboraba en las panaderías con los restos de masa que rellenaban con nata y huevos. En el siglo XIX se empieza a añadirle también trocitos de panceta y hoy por hoy cada quiche es una receta aparte. Se puede hacer con una variedad de ingredientes, vegetales como espárragos, puerros, espinaca, con pollo, carne, pescado, quesos…lo que tengamos a mano en nuestra alacena. 

Yo he decidido que hoy, la parte verde de mi quiche, serán las ortigas. Si, si, me habeis leido muy bien, las ortigas. Ya se que para la mayoría de vosotros esa planta es una gran desconocida des del punto de vista culinario. Muchas veces has oído hablar de ella como una planta insoportable que pica muchísimo al rozarte con ella. Algunos de vosotros saben que ciertas mezclas de infusiones tipo detox las llevan incorporadas, otros las recuerdan quizá por qué sus abuelos se los daban a los pequeños polluelos para fortalecer sus defensas, y muy pocos habéis oído que las ortigas son comestibles, que se pueden usar en infinidades de preparados y que son una verdura como muchas otras pero con unas cualidades nutritivas excepcionales. 




Para mi la ortiga es una planta que siempre añoro encontrarla en algunos platos típicos de mi país, como las sopas del verano. Si me preguntáis a qué sabe la ortiga mentiría si diría que a espinaca, a acelga, a hierba ¡no! la ortiga tiene su sabor y sabe a ortiga. Es un sabor al que si nunca lo habéis probado lo vais a distinguir como diferente. A algunos les puede resultar raro, a mi me sabe a gloria.

La ortiga es una grandísima desintoxicante. Es muy, muy interesante cuando queremos hacer dietas détox, después de una temporada en la que hemos comido mal, hemos tomado algunas medicinas, unos días de estrés, o simplemente para regular nuestro peso, esta planta ayudará a eliminar los desechos de nuestro organismo

La ortiga tiene propiedades reconstituyentes, remineralizantes y diuréticas. Adecuada contra el cansancio, anemias, por el aporte de clorofila y hierro que estimulan la producción de glóbulos rojos.  

Muy rico en sílice que sirve para fortalecer nuestro pelo, uñas y huesos. Estimulante para el aparato digestivo, protege el hígado, favorece la función biliar. Es un suave laxante, combate el estreñimiento. 

Es muy interesante en personas con mala circulación, utilizada en tratamientos de la arteriosclerosis, detiene las hemorragias, previene el flujo descontrolado de la sangre, anticelulítico. 

Es el mejor diurético, junto con el diente de león y cola de caballo, favorece la eliminación de líquidos, interesante en caso de obesidad para la eliminación de toxinas, para la gota, artrosis, artritis, ácido úrico, piedras en el riñón…espero haberos convencido de que la ortiga es un milagro en la tierra y que a partir de ahora la vais a ver con otros ojos, incluso la vais a querer y lo vais a consumir. 

Los campos están llenos de ortigas, existe muchos tipos de ortiga, pero las más comunes son la Ortiga mayor y la Ortiga menor, las dos son casi iguales en propiedades, la menor es un poco más fibrosa que la mayor, y un poco más laboriosa para recogerla; a la hora de cocinar con ellas es más interesante la mayor, pero para infusiones sirven las dos. En el N de España he encontrado más la ortiga mayor, y hacia el sur observó que hay mas  ortiga menor. Tanto una como la otra se puede recolectar a lo largo de todo el año. Eso sí, siempre que vais a recoger plantas en el campo hay que tener en cuenta que sean a una distancia importante de las carreteras, a partir de unos 500 m más o menos, porque si no nos arriesgamos que las plantas están intoxicadas por los gases de los coches. 

En las tiendas especializadas siempre vais a encontrar bolsas de ortiga seca para infusiones o extractos fluidos que son unas gotitas que se toman en un vaso de agua. Tienes que saber que cualquier planta que tiene efectos desintoxicantes puede dar pequeñas molestias cuando se toma, ya que las toxinas se desplazan en el organismo buscando una vía de salida a través de la orina, la sudoración de la piel, los heces,  y hasta que no la encuentran nos incomodan un poco. Para eso es necesario adaptar tu organismo y empezar tomando la dosis mínima e ir subiendo poco a poco.  




Mis abuelos me contaban que la ortiga era muy saludable para frotarse la piel en zonas con dolores reumáticos, artríticos, artrosis, ya que el ácido fórmico que tiene en los pelitos urticantes hace que la sangre estancada se mueva y que entre sangre nueva y de lugar a un proceso de oxigenación en las células, esto ayuda a que la persona sienta cierto alivio en sus dolencias futuras. 

En la antigua Roma se usaba azotes con ortiga para tratar el lumbago, o se azotaban a los hombres, sobre todo a los mayores,  por debajo del ombligo, riñones y nalgas para volver a dotarlos del vigor perdido.
 
En el siglo XVI Paracelso los usaba para saber si un paciente podría sobrevivir o no. En la orina de este echaba unas hojas de ortiga y si después de 24h se mantenían verdes el paciente sobrevivía, si se oxidaban el paciente ya no tenía salvación alguna. 

Y en nuestros tiempos la ortiga puede ser introducida perfectamente para ¨salpimentar¨ películas tipo 50 Sombras de Grey. :)))

Esta planta tan poco amigable a primera vista, deja de picar una vez que entra en contacto con el agua muy caliente. Para recogerla solo necesitas unos guantes y una tijera. 




INGREDIENTES:

MASA SIN GLUTEN:
  • 300 gr harina
  • 125 gr mantequilla
  • 1 huevo
  • una taza de agua 
  • hierbas de provenza 
  • sal, pimienta
RELLENO:
  • un buen puñado de ortigas frescas 
  • 1 kg champiñones
  • 300 gr pollo asado en la barbacoa (podéis usar pollo asado, o crudo y rehogar en la sartén previamente)
  • 1-2 puerros 
  • 150 gr panceta de cerdo ibérica 
  • 500 nata
  • 200 gr queso brie
  • 4 huevos 
  • pimienta, sal, nuez moscada 



PREPARACION:
  • Primero vamos a preparar la masa, yo lo hago sin gluten, pero podéis usar harinas normales, juntamos todos los ingredientes menos el agua y removemos.
  • Vamos añadiendo poco a poco el agua hasta que quede una masa fácil de extender. Con las masas sin gluten no vamos a obtener la misma elasticidad, pero en este caso tampoco la necesitamos.
  • Cubrimos la masa con un paño y la dejamos que descanse en la nevera un mínimo de 30 minutos.
  • En un cazo ponemos un poco de agua a hervir.
  • Vamos a sumergir las hojas de ortiga 1 minuto.
  • Sacamos y dejamos escurrir en un colador. Ahora las ortigas ya no pican en absoluto, son como una verdura cualquiera. Podemos tocarlas sin problemas. 
  • Ponemos a rehogar el puerro finamente cortado con una pizca de aceite.
  • Después agregamos la panceta cortada en tiritas muy finas y removemos unos minutos. 
  • A continuación los champiñones laminados y los dejamos hasta evaporar toda el agua. 
  • En mi caso el pollo está ya hecho y no necesito darle una preparación previa, pero si tuvieras el pollo crudo tendrías que rehogarlo unos minutos para que coja color y sabor.
  • En un bol juntamos los huevos y la nata y batimos.
  • Escurrimos bien de agua de las ortigas y las picamos finamente.
  • Cortamos el queso en daditos pequeñitos. 
  • Juntamos todos los ingredientes.
  • Extendemos la masa y la ponemos en nuestro molde forrado con papel de horno.
  • Pinchamos la base con el tenedor, ponemos otro papel de horno encima y algo de peso encima como legumbres secas, tal como lo hacían nuestras abuelas, o canicas de cerámica como modernamente se hace.
  • Metemos la masa en el horno a 200´ y dejamos unos 15 - 20 minutos con calor arriba y abajo. Es fundamental hornear primero la masa, si no se humedecera y no quedará crujiente. 
  • Vertemos la composición en el molde y al horno 35 - 40 minutos hasta que todo cuaje. 
  • Para ver si esta lista tenéis que pinchar con un palito de madera, si sale limpio esta lista, si sale mojado devolver al horno unos minutos más. 
  • Al sacarla del horno hay que dejar que se temple antes de cortarla.
  • Se puede servir caliente, templada o fría y acompañando con una infusión de ortigas. 



¡¡¡Que lo disfruten!!!



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